El caer de la lluvia por su escote
La dilatación de mis pupilas cuando;
Sin saberlo
sus ojos se perdieron
Por el último botón de mi cremallera.
No quedaron palabras,
Fueron suspiros y el sonido
De nuestros besos
Los que rompían el silencio
De aquel portal abierto en mitad del gran bulevar
De los polvos improvisados.
Enrique Gómez